Las Bambas. Un proyecto minero y conflictos sociales
Introducción
El Perú siempre fue y
será país minero y según el último ranking del Instituto Fraser, ha mejorado sus atractivo para las inversiones mineras.
En el pasado, las empresas
mineras se enfocaron en la rentabilidad,
ignorando las peticiones y derechos de las comunidades ubicadas en área de influencia,
dejando pasivos ambientales que aún agobian a muchos pueblos; entonces estos pueblos
eran ignorantes, estaban desconectados y
no tenían ninguna capacidad de reacción frente a los abusos de privados o del
Estado. En el presente las obligaciones impuestas por la nueva realidad , la mayor
conciencia ambiental, el despertar y mayor capacidad de organización de los pueblos,
la conciencia ecológica, la mayor integración y la creación de una capacidad de
respuesta y presión frente a un estado
que aún teniendo el monopolio de la fuerza, ya no tiene la capacidad total para
imponerse totalmente (casos Bagua, Ilave, Moquegua, Madre de Dios, Pichanaki). Actualmente,
las presiones, huelgas, paros y boicots organizados simultáneamente por muchos pueblos
pueden paralizar al país y dejar en ridículo al Estado. Ya no es posible enviar
a pedido y en coordinación con las empresas
mineras, un contingente de policías o soldados que desparecerán a unos cuantos campesinos rebeldes , obligando los demás a los
demás a mantener la pasividad.
Los conflictos sociales asociados
a la minería y relacionados con el medio ambiente, con el impacto negativo de
la minería sobre éste, son crecientes y se hacen conocer plenamente, por eso la actividad minera responsable
debe realizarse contando con la población como actor relevantes en los procesos
y actividades que afectan positiva o negativamente al entorno. Algunas empresas
incumplen abiertamente todas las normas y regulaciones y es comprensible la oposición o rechazo;
otras si lo hacen y cuando se encuentran con la oposición, paros o boicots no
se debe a razones de la actividad minera
sino a intereses políticos o conflictos de poder entre los dirigentes o líderes
comunales.
El caso de Las Bambas
Las Bambas, un gran proyecto
minero en Apurímac ya tiene varios años en actividad y se entiende que para tener
la aprobación del Estado peruano y la comunidad, cumplieron con las exigencias legales y sociales.
Estudios como el EIA (Estudio impacto ambiental) que demuestren el impacto nulo
o no mínimo, pero reversible, sobre el ambiente
fueron documentos obligatorios, así como la ejecución de obras en beneficio
de la comunidad ubicada en el área de influencia.
En un último informe se
habla de la suspensión de actividades de
Las Bambas porque existe la posibilidad de boicot o presiones ejercidas
por ciudades que se encuentran “ a una hora
de viaje” de las minas. Si el distrito que reclama beneficios a la empresa minera se encontrara aguas abajo, en la vertiente
que incluye los ríos o fuentes agua y que existiera o sea real la contaminación
o impacto negativos sobre el ecosistema como resultado de la actividad minera de Las Bambas, sería comprensible
el reclamo. En ese caso, los ejecutivos de la mina y la población deben negociar directamente y
buscar soluciones, con ayuda y participación del Estado, como parte interesada
y garante de los acuerdos.
Si no fuera así, los habitantes
de este distrito al ver el progreso o mejoras reales en el distrito que está realmente
en el área de influencia directa, por envidia
o por la desesperación que causa el abandono del Estado que incumple sus obligaciones,
se ven obligados a adoptar medidas que en otras situaciones y lugares del Perú
han dado resultado (Nota 1). El uso de la violencia, paros, bloqueos de carreteras,
destrucción de bienes públicos o privados,
violencia contra personas ajenas al problema, han logrado la atención del estado y respuestas
para atender los reclamos . Esta situación se agrava cuando
se comprueba que los actos en una comunidad no corresponden solo a iniciativa
de los habitantes del lugar sino que se complementan con el apoyo de otros pueblos
, de organizaciones como las ONGs y
grupos políticos cuyo interés es desestabilizar el sistema o el gobierno y ganar
notoriedad. No es extraño encontrar entre los que reclaman en este distrito (área de influencia indirecta) a quintacolumnistas de Cajamarca,
Puno, Piura o Madre de Dios. (Nota 2)
Supongamos que la empresa
minera actúa de buena fe y cumple con todas las regulaciones ambientales, sociales
laborales, ¿qué debe hacer para superar el problema?
En primer lugar, según
se muestra en la gráfica 1, debe buscar oportunidades y mecanismos para una negociación
que sea favorable a la empresa y la comunidad. La obligación con los pueblos en
el área de influencia directa es ineludible,
pero no puede ignorar abiertamente a los pueblos de área de influencia indirecta.
La opción A ya no es posible porque aunque podría contar con el apoyo del Estado
para ejercer la fuerza e imponer sus condiciones, el resentimiento de pueblos ignorados
crearía situaciones críticas impredecibles en el futuro. Una empresa minera
china en África tuvo conflictos con un grupo de mineros que reclamaban mejoras salariales
y laborales . En cierta ocasión, un incendio acabó con los huelguistas que
estaban dentro de la mina; curiosamente todos los trabajadores chinos salieron
antes de esta situación. Ninguno se despeinó siquiera. Esta situación fue posible
en África, donde los pueblos son tribus aisladas muchas veces rivales, desconectadas
y al gobierno no le importa su suerte;
en el Perú actual esta solución está descartada.
En la opción B, cuando
el líder, dirigente o cabecilla de los reclamos es quien asume todo el control
(y se lleva los beneficios), la empresa pierde porque estará expuesta a más presiones,
chantajes y exigencias por parte de este dirigente y su camarilla. Es el caso de
Santos en Cajamarca. Si el proyecto Conga no va, suponiendo que está bien
planteado aunque existen dudas, es porque Sanos y sus aliados no quieren y esperan
la oportunidad para darle la luz verde a empresas chinas o rusas, el bienestar
del pueblo no le interesa, más bien aprovechan la ignorancia y necesidad para
manejarlos a sus antojo. La empresa pierde porque se crea la sensación de ser manipulable,
débil, sin opciones .
La opción C es la que recomendamos
porque permite hacer participar a las
comunidades, a la población del área afectada en la elección de las opciones que
sean favorables. Aquí no solo se permite la ganancia de la población ,sino que se resta poder al líder o
cabecilla, se gana adeptos y en caso de problemas futuros, se puede contar con
una base de apoyo.
Si se intentara mantener
dos barras de madera o metal unidas, el
empleo de nudos en los extremos no es adecuado, se necesita amarras en el
centro (Figura 1)
¿Qué implicancias tiene
una negociación que se ubica en el punto
A? En la gráfica 2 se observan algunos efectos.
La decisión puede ser de largo plazo ( o mientras la mina sea operativa) siempre
que se tenga el poder absoluto y la capacidad de usar la fuerza, propia o del
Estado , para controlar a los disconformes. La comunidad no se beneficia y la
imagen de la actividad minera quedará deteriorada. Esta es una solución del
pasado en el Perú, aunque se puede aplicar en algunos países africanos.
En el caso B, si el dirigente
negocia algunos acuerdos favorables para la comunidad, por ejemplo, la
construcción de un escuela o una carretera, ésta población que se beneficia sin
esfuerzo quizás no valore adecuadamente su importancia y se preocupará por pedir
más y más. Es de corto plazo, muy costosa y no necesariamente garantiza la continuidad de operaciones. La situación actual
de Las Bambas lo gráfica.
En mejor opción de largo
plazo, una negociación del tipo win win,
en la que la empresa aporta recursos, capacitación,
orientación, cumple realmente con las exigencias ambientales, los EIA no son meros
formulismos sino documentos de estricto cumplimiento, pero la población también
aporta con lo que tiene, gente, tiempo y dedicación para las tareas. La empresa
aporta con el diseño y especificaciones técnicas de un sistema de riego, tratamiento
de residuos urbanos, los pobladores reproducen
el esquema de la minka (trabajo comunal)
y por haber participado valoran su esfuerzo
y lo que han conseguido. (Nota 3)
La necesidad de interactuar
así con los pueblos del área de influencia directa se llama Responsabilidad Social
(RS); pero en el caso de los pueblo del área de influencia indirecta cuyas exigencias
no están justificadas pero aprovechan la situación de desgobierno o descontrol
social y político en al país, debe apelarse
a lo que llamo la RSI (Responsabilidad Social Inteligente). Hay que pensar en el
conflicto posible, sus necesidades, evaluar sus recursos y potencial (mano de obra, materiales ),
ubicar los grupos de interés y negociar directamente con ellos, con toda la población,
no solo con los dirigentes para evitar el pernicioso efecto Santos ( “En Conga todo
para mí, el dirigente; nada para el pueblo, la carne de cañón o tontos
útiles”).
Hay que demostrar que no tienen derecho exigir lo mismo que los
pueblos del área de influencia directa, pero que la empresa tiene la voluntad
para apoyarlos en su desarrollo si apoyan las iniciativas y participan directamente
en ello. Los negociadores deben ser hábiles
para demostrar y convencerlos de que no “existe el lonche gratis”. Una forma de
apoyo es también la asesoría para que logren recursos y apoyo de las fuentes
que realmente están comprometidas con ellos (los gobiernos en distinto nivel)
En la gráfica 3 se observa que para los pueblos de área de influencia directa indirecta, cuando se
equilibra la participación de la empresa y los pueblos en el desarrollo de las obras o proyectos que benefician a sus comunidad, el compromiso
y las satisfacción son mayores, de largo plazo, la empresa gana apoyo y legitimidad y cuando sea necesario,
repite la experiencia en otros lugares.
¿Cuánto pierde perderse
en un gran proyecto minero cuyas operaciones
se suspenden durante meses? ¿Cuánto gana si existe continuidad y apoyo de la
comunidad?
Notas
1. En
el Perú el Estado está ausente de los pueblos alejados, especialmente
la sierra y selva. La reunión ministerial en el área de las Bambas y las promesas
de obras e intervenciones deben ser tomadas con humor y la paciencia andina. Ciudades
como Pisco , ubicadas en la costas, a dos horas de la capital Lima, no han sido
reconstruidas desde el terremoto del 2007. No se hacen las obras o la acciones perversas
logran que con el dinero gastado se reconstruya un kilómetro de carretera
cuando con ese dinero podían reconstruirse cinco kilómetros. En pueblos
andinos, la posibilidad real de ser atendidos es mucho más precaria. La empresa
debe saber que cuando más prometa el Estado, mayor nivel de Responsabilidad Social
Inteligente deben ejercer, porque los pueblos frustrados o burlados la culparán
de los problemas.
2. Cuando
se ejecuta una obra, una carretera o una posta médica en un pueblo alejado o
donde hay actividad minera, no es porque
responde a una iniciativa del Estado a partir
de un proceso de planificación que evalúa necesidades y determina las acciones,
es solo la respuesta a una medida de fuerza o presión social. El Estado peruano
es reactivo, no proactivo, pues no existe un ente planificador activo y con poder
de decisión; en todo caso, las decisiones son tomadas por una horda de
incapaces ocupando cargos directivos en el Estado.
3.
No es una empresa “doe run”,
que incumple abiertamente los compromisos ambientales , apoyándose en la
debilidad del Estado, la incompetencia o corrupción de los negociadores públicos.