sábado, 28 de febrero de 2015

Las Bambas y el conflicto social-Perú


Las Bambas. Un proyecto minero y conflictos sociales

Introducción

El Perú siempre fue y será país minero y según el último ranking del Instituto  Fraser, ha mejorado sus atractivo para las  inversiones mineras.

En el pasado, las empresas mineras se enfocaron  en la rentabilidad, ignorando las peticiones y derechos de las comunidades ubicadas en área de influencia, dejando pasivos ambientales que aún agobian a muchos pueblos; entonces estos pueblos  eran ignorantes, estaban desconectados y no tenían ninguna capacidad de reacción frente a los abusos de privados o del Estado. En el presente las obligaciones impuestas por la nueva realidad , la mayor conciencia ambiental, el despertar y mayor capacidad de organización de los pueblos, la conciencia ecológica, la mayor integración y la creación de una capacidad de respuesta y presión frente  a un estado que aún teniendo el monopolio de la fuerza, ya no tiene la capacidad total para imponerse totalmente (casos Bagua, Ilave, Moquegua, Madre de Dios, Pichanaki). Actualmente, las presiones, huelgas, paros y boicots organizados simultáneamente por muchos pueblos pueden paralizar al país y dejar en ridículo al Estado. Ya no es posible enviar a pedido  y en coordinación con las empresas mineras, un contingente de policías o soldados que desparecerán a unos cuantos  campesinos rebeldes , obligando los demás a los demás a mantener la pasividad.

Los conflictos sociales asociados a la minería y relacionados con el medio ambiente, con el impacto negativo de la minería sobre éste, son crecientes y se hacen conocer  plenamente, por eso la actividad minera responsable debe realizarse contando con la población como actor relevantes en los procesos y actividades que afectan positiva o negativamente al entorno. Algunas empresas incumplen abiertamente todas las normas y regulaciones  y es comprensible la oposición o rechazo; otras si lo hacen y cuando se encuentran con la oposición, paros o boicots no se debe a razones de la actividad  minera sino a intereses políticos o conflictos de poder entre los dirigentes o líderes comunales.

El caso de Las Bambas

Las Bambas, un gran proyecto minero en Apurímac ya tiene varios años en actividad y se entiende que para tener la aprobación del Estado peruano y la comunidad, cumplieron  con las exigencias legales y sociales. Estudios como el EIA (Estudio impacto ambiental) que demuestren el impacto nulo o no mínimo, pero reversible, sobre el ambiente  fueron documentos obligatorios, así como la ejecución de obras en beneficio  de la comunidad ubicada  en el área de influencia.

En un último informe se habla de la suspensión de actividades de  Las Bambas porque existe la posibilidad de boicot o presiones ejercidas por ciudades que se encuentran  “ a una hora de viaje” de las minas. Si el distrito que reclama beneficios a la empresa  minera se encontrara aguas abajo, en la vertiente que incluye los ríos o fuentes agua y que existiera o sea real la contaminación o impacto negativos sobre el ecosistema como resultado  de la actividad minera de Las Bambas, sería comprensible el reclamo. En ese caso, los ejecutivos de la mina  y la población deben negociar directamente y buscar soluciones, con ayuda y participación del Estado, como parte interesada y garante de los acuerdos.

Si no fuera así, los habitantes de este distrito al ver el progreso o mejoras reales en el distrito que está realmente en el área de influencia  directa, por envidia o por la desesperación que causa el abandono del Estado que incumple sus obligaciones, se ven obligados a adoptar medidas que en otras situaciones y lugares del Perú han dado resultado (Nota 1). El uso de la violencia, paros, bloqueos de carreteras, destrucción de bienes públicos o privados,  violencia contra personas ajenas al problema,  han logrado la atención del estado y respuestas  para atender  los reclamos . Esta situación se agrava cuando se comprueba que los actos en una comunidad no corresponden solo a iniciativa de los habitantes del lugar sino que se complementan con el apoyo de otros pueblos , de organizaciones  como las ONGs y grupos políticos cuyo interés es desestabilizar el sistema o el gobierno y ganar notoriedad. No es extraño encontrar entre los que reclaman en este distrito  (área de influencia  indirecta) a quintacolumnistas de Cajamarca, Puno, Piura o Madre de Dios. (Nota 2)

Supongamos que la empresa minera actúa de buena fe y cumple con todas las regulaciones ambientales, sociales laborales, ¿qué debe hacer para superar el problema?

En primer lugar, según se muestra en la gráfica 1, debe buscar oportunidades y mecanismos para una negociación que sea favorable a la empresa y la comunidad. La obligación con los pueblos en  el área de influencia directa es ineludible, pero no puede ignorar abiertamente a los pueblos de área de influencia indirecta. La opción A ya no es posible porque aunque podría contar con el apoyo del Estado para ejercer la fuerza e imponer sus condiciones, el resentimiento de pueblos ignorados crearía situaciones críticas impredecibles en el futuro. Una empresa minera china en África tuvo conflictos con un grupo de mineros que reclamaban mejoras salariales y laborales . En cierta ocasión, un incendio acabó con los huelguistas que estaban dentro de la mina; curiosamente todos los trabajadores chinos salieron antes de esta situación. Ninguno se despeinó siquiera. Esta situación fue posible en África, donde los pueblos son tribus aisladas muchas veces rivales, desconectadas y al gobierno no le  importa su suerte; en el Perú actual esta solución está descartada.

En la opción B, cuando el líder, dirigente o cabecilla de los reclamos es quien asume todo el control (y se lleva los beneficios), la empresa  pierde porque estará expuesta a más presiones, chantajes y exigencias por parte de este dirigente y su camarilla. Es el caso de Santos en Cajamarca. Si el proyecto  Conga no va, suponiendo que está bien planteado aunque existen dudas, es porque Sanos y sus aliados no quieren y esperan la oportunidad para darle la luz verde a empresas chinas o rusas, el bienestar del pueblo no le interesa, más bien aprovechan la ignorancia y necesidad para manejarlos a sus antojo. La empresa pierde porque se crea la sensación de ser manipulable, débil, sin opciones .

La opción C es la que recomendamos porque permite hacer participar  a las comunidades, a la población del área afectada en la elección de las opciones que sean favorables. Aquí no solo se permite la ganancia de la  población ,sino que se resta poder al líder o cabecilla, se gana adeptos y en caso de problemas futuros, se puede contar con una base de apoyo.

Si se intentara mantener dos barras de madera o metal  unidas, el empleo de nudos en los extremos no es adecuado, se necesita amarras en el centro (Figura 1)
 

¿Qué implicancias tiene una negociación  que se ubica en el punto A?  En la gráfica 2 se observan algunos efectos. La decisión puede ser de largo plazo ( o mientras la mina sea operativa) siempre que se tenga el poder absoluto y la capacidad de usar la fuerza, propia o del Estado , para controlar a los disconformes. La comunidad no se beneficia y la imagen de la actividad minera quedará deteriorada. Esta es una solución del pasado en el Perú, aunque se puede aplicar en algunos países  africanos.

En el caso B, si el dirigente negocia algunos acuerdos favorables para la comunidad, por ejemplo, la construcción de un escuela o una carretera, ésta población que se beneficia sin esfuerzo quizás no valore adecuadamente su importancia y se preocupará por pedir más y más. Es de corto plazo, muy costosa y no necesariamente  garantiza  la continuidad de operaciones. La situación actual de Las Bambas lo gráfica.

En mejor opción de largo  plazo, una negociación del tipo win win, en la que la empresa aporta recursos,  capacitación, orientación, cumple realmente con las exigencias ambientales, los EIA no son meros formulismos sino documentos de estricto cumplimiento, pero la población también aporta con lo que tiene, gente, tiempo y dedicación para las tareas. La empresa aporta con el diseño y especificaciones técnicas de un sistema de riego, tratamiento  de residuos urbanos, los pobladores reproducen  el esquema de la minka (trabajo comunal) y por haber  participado valoran su esfuerzo y lo que han conseguido.  (Nota 3)

La necesidad de interactuar así con los pueblos del área de influencia directa se llama Responsabilidad Social (RS); pero en el caso de los pueblo del área de influencia indirecta cuyas exigencias no están justificadas pero aprovechan la situación de desgobierno o descontrol social  y político en al país, debe apelarse a lo que llamo la RSI (Responsabilidad Social Inteligente). Hay que pensar en el conflicto posible, sus necesidades, evaluar sus recursos  y potencial (mano de obra, materiales ), ubicar los grupos de interés y negociar directamente con ellos, con toda la población, no solo con los dirigentes para evitar  el pernicioso efecto Santos ( “En Conga todo para mí, el dirigente; nada para el pueblo, la carne de cañón o tontos útiles”).

 Hay que demostrar  que no tienen derecho exigir lo mismo que los pueblos del área de influencia   directa, pero que la empresa tiene la voluntad para apoyarlos en su desarrollo si apoyan las iniciativas y participan directamente en ello. Los negociadores  deben ser hábiles para demostrar y convencerlos de que no “existe el lonche gratis”. Una forma de apoyo es también la asesoría para que logren recursos y apoyo de las fuentes que realmente están comprometidas con ellos (los gobiernos  en distinto nivel)

En la gráfica  3 se observa que para los pueblos de  área de influencia directa indirecta, cuando se equilibra la participación de la empresa y los pueblos  en el desarrollo de las obras o proyectos  que benefician a sus comunidad, el compromiso y las satisfacción son mayores, de largo plazo, la empresa  gana apoyo y legitimidad y cuando sea necesario, repite la experiencia en otros lugares.

¿Cuánto pierde perderse en un gran proyecto  minero cuyas operaciones se suspenden durante meses? ¿Cuánto gana si existe continuidad y apoyo de la comunidad?

Notas

1.      En el Perú  el Estado  está ausente de los pueblos alejados, especialmente la sierra y selva. La reunión ministerial en el área de las Bambas y las promesas de obras e intervenciones deben ser tomadas con humor y la paciencia andina. Ciudades como Pisco , ubicadas en la costas, a dos horas de la capital Lima, no han sido reconstruidas desde el terremoto del 2007. No se hacen las obras o la acciones perversas logran que con el dinero gastado se reconstruya un kilómetro de carretera cuando con ese dinero podían reconstruirse cinco kilómetros. En pueblos andinos, la posibilidad real de ser atendidos es mucho más precaria. La empresa debe saber que cuando más prometa el Estado, mayor nivel de Responsabilidad Social Inteligente deben ejercer, porque los pueblos frustrados o burlados la culparán de los problemas.

2.     Cuando se ejecuta una obra, una carretera o una posta médica en un pueblo alejado o donde  hay actividad minera, no es porque responde  a una iniciativa del Estado a partir de un proceso de planificación que evalúa necesidades y determina las acciones, es solo la respuesta a una medida de fuerza o presión social. El Estado peruano es reactivo, no proactivo, pues no existe un ente planificador activo y con poder de decisión; en todo caso, las decisiones son tomadas por una horda de incapaces ocupando cargos directivos en el Estado.

3.      No es una empresa “doe run”, que incumple abiertamente los compromisos ambientales , apoyándose en la debilidad del Estado, la incompetencia o corrupción de los negociadores públicos.